lundi 24 septembre 2007

¡Economiza y COMPITE!



Políticas neoliberalistas, mecanisistas, yanquistas y una serie de palabras sin sentido es como la opinión pública ha recibido la nueva materia que Vázquez Mota quiere crear en la educación básica. La materia será "Economía y Competitividad". A primera vista, no se puede negar que suena fuera de lugar. ¿Para qué meterle materias tan complicadas a niños de primaria que a duras penas saben escribir su nombre y sumar?
Como bien lo muestran los penosos resultados de México en PISA 2003, no sólo nuestros niños de quince años no logran entender una simple tabla con datos, sino que no son capaces de leer o descifrar lo que esos extraños signos, llamados letras, tratan, con desesperación, de transmitirle. ¿Para qué, si después de 9 años de estar en una escuela no hemos logrado hacerlo leer, para qué si no son capaces de ir a la tienda y cerciorarse de que les dieron correcto el cambio, para qué si no podrían calcular cuánto tiempo tardan en recorrer 6 estaciones de metro sabiendo que en promedio cada una se recorre en dos minutos, para qué demonios ponerles una clase de economía?

Alguna de las críticas que leí en el prestigioso periódico on line, la Jornada, del día de hoy, 24 de septiembre de 2007, acertadamente decía que lo que nuestros niños necesitan es saber leer, sumar, necesitan saber de historia, de civismo, de valores, de CIENCIA. Desgraciadamente, el autor continuaba diciendo que para qué querían una clase de economía, si lo que necesitaban era "ciencia". ¡Cómo si la economía no fuera una ciencia! Y tengo que aceptar que eso me dolió, tal vez porque llevo un economista en lo más profundo de mi corazón; tal vez porque la gente no puede ver que las ciencias sociales son una ciencia igual o más valiosas que las matemáticas; tal vez porque me duele ver cómo lo ignorantes, nos quejamos de la ignorancia. El punto es que el autor continuaba, muy indignado, diciendo: "Los programas deben icluir arte y ciencia y así no será necesario enseñarles ni economía, ni competitividad, porque aumentaría la creación artística y la investigación científica y mejorarían las leyes."

Definitivamente, pasé la noche entera tratando de decifrar el mecanismo causal que lleva de la creación artística a la mejora de las leyes, pero terminé por darme cuenta que simplemente no lo tiene. Cómo se nota que a esta persona no le dieron clases de competitividad, tal vez ya se hubiera dado cuenta que su ventaja comparativa no se encuentra en entender periódicos ni en publicar comentarios en internet. Pero bueno, si ella puede, porque yo no. Sí, me quejo de todos los que asocian la economía y la competitividad con Estados Unidos, con el liberalismo, con Carlos Slim y se olvidan de más puro significado de la palabra:
"La economía (griego: οἰκονομία, 'administración de una casa o familia' de οἶκος (casa, en el sentido de patrimonio)’ y νέμω (administrar)) es una ciencia social que estudia los procesos de producción, intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios. Según otra de las definiciones más aceptadas, propia de las corrientes marginalistas o subjetivas, la ciencia económica analiza el comportamiento humano como una relación entre fines dados y medios escasos que tienen usos alternativos."

¿Por qué no enseñarles a los niños el arte de administrar una familia, de buscar los precios más baratos del mercado, de cuidar su dinero? Enseñarles economía a los niños, no es más que enseñarles a lidiar con la constante escases de recursos a la que están expuestos. Y, no me refiero sólo a los recursos económicos, me refiero al agua, a la luz, al tiempo, bueno hasta al amor de sus padres... Enseñarle a un niño a administrar su tiempo, a ahorrar energía, a cuidar su comida son unas de las actividades que fácilmente puede enseñarseles a los niños. Hay tantas cosas en las que debemos economizar y, creanme, no porque Estados Unidos lo diga, sino porque nosotros lo necesitamso urgentemente.

¿Qué hay sobre la competitividad? Miedo a la competencia es tener miedo a darte cuenta que eres el irremediable perdedor. Pero, ¿qué es mejor: entrar a la competencia o encerrarte en una burbuja y pensar que eres maravilloso? COMPETIR es lo que necesitan nuestros niños, enfrentarse al mundo real, darse cuenta que aquí el que come es el que alcanza al correcaminos. Nosotros, los mexicanos, es algo que deberíamos aprenderle a los gringos, a competir, enfrentarnos con los otros, enfrentarnos a nosotros mismo y a nuestras debilidades, a corregir lo que hacemos mal para, por fin, mejorar. Aquí, en este mundo --me abstengo de usar la palabra globalizado para no herir otras susceptibilidades infundadas- la ideología judeo-cristiana no funciona. Nadie se va a quitar el pan de la boca para darselo al de junto. A nadie le importa si el vecino vive o muere, nada importa mientras él esté a salvo. Esa es la realidad y más vale que así lo vean. Un niño que no compite, no adquiere las habilidades que necesita para sobrevivir. Un niño que no se esfuerza por mejorar día a día, que no tiene ambiciones, que no lucha por alcanzar una meta, que no se las ingenia para ser el mejor, no puede desempeñar una función en la sociedad y no podrá nunca integrarse a ella.

La economía y la competitividad no son nada más que las verdaderas armas que necesita un niño y un ser humano para integrarse a la sociedad, que no sólo lo merece, sino que lo necesita con urgencia. Es por eso que no sólo admiro esta decisión, sino que la celebro. Por fin una Secretaria de Educación que tiene los deseos y la valentía de enfrentarse al mundo y de subirse en tren del progreso y del desarrollo. Eso es lo que México necesita abrir su entendimiento a la crítica, perderle el miedo a los rankings, decidirse, al fin, a dar el brinco hacia la modernidad.

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